PARA EL IMPERIALISMO, TODO PARA LA GRAN BURGUESÍA Y GRANDES TERRATENIENTES, NADA, SALVO MISERIA PARA EL PUEBLO



Cuando nos referimos al imperialismo, la gran burguesía y a los grandes terratenientes, lo hacemos pensando en la estructura de poder que tiene el capitalismo burocrático en el país.

Somos un país semicolonial, fundamentalmente del imperialismo yanqui, empero, eso no quiere decir que éste no tenga pugna con potras expresiones del imperialismo que mantienen vivas sus expectativas de incurrir o someter al país. China, Rusia, hacen lo suyo por disputar nuestros territorios, pero aún está claro que son los EEUU lo que tienen hegemonía en la región y muy particularmente en nuestro país.

No diferente pasa con la gran burguesía. Tanto la burguesía compradora como la burocrática coluden, pero también pugnan. El actual escenario político del país refleja esa gran verdad, colusión y pugna. Si bien es cierto la tendencia histórica en el manejo del viejo estado ha estado en las manos de la burguesía burocrática, hoy la burguesía compradora va marcando el derrotero al haber instrumentalizado a la estructura del gobierno anterior para mudar al servicio de la burguesía compradora en un acto desesperado por imprimir otra variante en el proceso de salvataje y reactivación del capitalismo burocrático.

De hecho, ya lo veníamos diciendo, si el régimen de Correa era la más clara expresión de la burguesía burocrática, o por lo menos servil a esta fracción de la gran burguesía, Moreno, aun conservando parte de ese anémico discurso revolucionario, ha devenido de manera clara y palmaria en servil a la burguesía compradora y ajustándose abiertamente a esa corriente latinoamericana que busca “neutralizar” a los gobiernos adscritos al mal llamado socialismo del siglo XXI.

El 2 de abril de 2018, Moreno, amparado en una verborrea patológica  soltaba la perorata de que no iba a generar medidas de impacto para el pueblo, que las medidas tomadas nada tenían que ver con un “paquetazo” (medidas de shock como el alza de combustibles), que por el contrario, se trataba de un “Programa Económico de Estabilización Fiscal y Reactivación Productiva”, que tiene  cuatro ejes y 14 medidas y acciones de política económica”:

Ø  Reducir el déficit fiscal del 5.64% en el 2018 al 2.47% en el 2021
Ø  Reducción anual del gasto del Estado en 1.000 millones de USD por año
Ø  El incremento temporal de techos arancelarios para bienes de consumo
Ø  Amnistía tributaria para pequeñas, medianas y grandes empresas y en plazos diferenciados
Ø  Eliminación gradual del Impuesto a la Salida de Divisas (ISD)
Ø  Un programa de exenciones tributarias para las nuevas inversiones
Ø  Renegociación de la deuda externa
Ø  Flexibilización laboral
Ø  Eliminación del anticipo al impuesto a la renta
Ø  Consolidación de las Alianzas Público-Privadas para varios sectores económicos
Ø  Liberalización de la balanza de capital por la vía de la apertura a la banca financiera transnacional; y,
Ø  Impulso al fomento de la economía popular y solidaria.

Es obvio que a pesar de que Moreno habla de que el plan económico de su gobierno es “revolucionario”, “diferente”, se olvida que su mordaz estructura ya tiene antecedente en el régimen de Sixto Durán Ballén, fiel y conspicuo representante de la burguesía compradora que entre 1992 y 1996 aplicó un programa igual, cuyo centro era “achicar el tamaño del estado” y dar rol más protagónico a la empresa privada.

Hoy en día este esperpento de revolucionario y su equipo económico, cobijados en esa falsa niebla del conflicto en la frontera, se atreven una vez más a golpear a las masas pobres, explotadas, oprimidas, para entregar todo al imperialismo, a las grandes transnacionales, a la gran burguesía y a los grandes terratenientes.

Todo para la reacción, nada para el pueblo, parece ser la consigna manejada con eufemismos.
Si bien es cierto Moreno dice que parte del proceso de achicar el tamaño del Estado necesariamente compromete la venta de las empresas del Estado y de los sectores estratégicos, lo que se guarda bajo el sobaco es que tiene bien claro que no es precisamente la gran burguesía  la que esté en capacidad de comprar directamente esas empresas o  participar como socios en el sector estratégico, sino que será el imperialismo quien terminará haciéndose –de manera directa- de lo que hasta aquí han dejado bajo cobertura estatal.

Sin lugar a dudas estas medidas convierten a los grandes empresarios en el centro de gravedad de la llamada reactivación económica.

Es precisamente este sector el más beneficiado con las medidas económicas, de hecho, al unísono, banqueros, grandes comerciantes, terratenientes, saludan las medidas.

Y es que se demasiado obvio. Amnistía tributaria, una vez más. El beneficio para pequeña y mediana empresa es irrelevante en relación al impacto que tienen sus aportaciones al PIB. Por el contrario, para los grandes empresarios la amnistía viene a significar tanto como lo que pretende ahorrar con la llamada reducción del tamaño del estado.

De igual manera, es evidente que Moreno se puso de rodillas ante los banqueros y grandes importadores que permanentemente bregaban por la eliminación del impuesto a la salida de capitales generando un riesgo tremendo a la liquidez monetaria, además que contraría el trillado discurso de cooptar divisas extranjeras mientras los importadores, exportadores y banqueros hacen lo imposible por sacar sus capitales a los paraísos financieros.

Pero esto no viene solo, los empresarios lo quieren todo, y parte de ese todo es la llamada flexibilización laboral que ya tuvo su “bonanza” con Correa que permitió la subsistencia de la tercerización laboral con eufemismos tramposos. Hoy no, Moreno va de frente, la flexibilización se viene con contratación por horas, eliminación de conquistas laborales como la seguridad social, horas extras, sobre sueldos, vacaciones; contratación bajo la figura de prestación de servicios profesionales que precariza la vida de los trabajadores al no contar sino con el salario y ningún otro beneficio de ley.

Obviamente, los empresarios ganarán más, sobre todo en la medida que bajo esta figura se espolea comportamientos como el clientelismo, la servidumbre, semi servidumbre, expresiones típicas de la semifeudalidad.

En el campo las cosas están definidas. La llamada flexibilización laboral sumirá a las masas campesinas a relaciones de producción cada vez más deprimidas. Si hoy un campesino gana por horas, con aperos rudimentarios, extensión de la jornada laboral, mala alimentación y diversificando sus actividades agrícolas a las de servidumbre; con la medida se fortalecerá figuras que aún subsisten  en el país como el huasipungo, “al partir”, sobre todo en las provincias fronterizas de Esmeraldas y Carchi, hoy militarizadas bajo pretexto de presencia guerrillera, narcotráfico, terrorismo, contrabando y otras diatribas más.

La reducción del gasto estatal por mil millones anuales se ve venir no necesariamente en el cierre de algunas subsecretarías o ministerios, en el despido de 5 o 6 mil burócratas, que evidentemente pasarán a la desocupación, sino en la reducción en la inversión social, es decir, menos inversión en salud, vivienda, infraestructura social, vialidad, etc., mucho menos cuando la reducción del “tamaño del estado” además de que se invierta menos en las masas lo que busca es reducir o liberar el limitado control que tiene éste en la política, pero sobre todo, en la economía, donde la danza de los banqueros, de los importadores y los agro exportadores tendrá su festín aparte.

Todas estas políticas del régimen de Moreno, se presentan en un contexto internacional complejo, sobre todo en Medio Oriente, o en América, donde al reposicionamiento del imperialismo yanqui al parecer se va consolidando ante la bancarrota del revisionismo y corrientes como el Alba, el bolivianismo y el socialismo del siglo XXI.

Igual, en un contexto creado por el imperialismo y la reacción en la frontera, un verdadero escenario de guerra, ha determinado su militarización, ha constreñido el ya precario movimiento económico de los pequeños comerciantes agrícolas, mineros artesanales y masas en general so pretexto de la lucha en contra del narcotráfico y el terrorismo. Una verdadera cortina de humo que en alguna medida ha logrado palear o menguar la respuesta popular a las medidas económicas y sobre todo al nuevo posicionamiento del imperialismo en el país al que se le añade la progresiva intervención militar con asesores y bases extranjeras en territorio ecuatoriano.

Es importante también no olvidar que ha sido precisamente los sectores más recalcitrantes del revisionismo quienes han sostenido al régimen comprador de Moreno.

Combatimos, o nos morimos de hambre. Combatimos, o todos pasamos a la precarización laboral. Combatimos, o el FBI y la ayuda militar imperialista se quedarán puertas adentro. Combatimos, o seguiremos engañados por la izquierda electorera, oportunista y revisionista. Combatimos, o nuestro silencio y pusilanimidad nos colocará en calidad cómplices de nuestros verdugos.

¡SOLO CON LUCHA DERROTAREMOS A ESTE RÉGIMEN ENTREGUISTA Y HAMBREADOR!
¡HOY MÁS QUE NUNCA DEBEMOS PRECIPITAR Y FORTALECER LAS CONDICIONES PARA DESATAR GUERRA POPULAR!
¡SI NO COMBATIMOS AL REVISIONISMO, NADA HABREMOS HECHO!
GRINGOS: ¡GO HOME!

Comentarios